Pero, porque soy madre, soy capaz de saber si está enferma sólo con mirarla, sin haberla tocado. Puedo inventarme cuentos, canciones y adivinanzas sólo para ella. Puedo adivinar lo que está pensando. Puedo jugar con ella, pasar una tarde viendo pelis y comiendo palomitas, saltar charcos de agua, columpiarme en el parque y hacer tortitas. Puedo compartir un helado con ella, ver vídeos graciosos en Youtube y pasear en bici.Puedo contarle la historia de los Reyes Magos y el Ratoncito Pérez. He aprendido a curar golpes con besos. He vuelto a jugar al Parchís y a la Oca. Puedo contarle un chiste cuando está triste y hacerla reír. Puedo abrazarla y sentirla, besarla, verla crecer.
"Vamos caminando por la calle, Marah va de mi mano. Es un día de mucho viento, el aire levanta del suelo polvo, Marah llora. Le molestan los ojos. Entonces yo le digo: -Cierra los ojos, yo te guiaré". Ella aprieta mi mano y los cierra, camina según mis indicaciones. En ningún momento abre los ojos. Noto que se siente segura. Cuando para el viento, le digo que abra los ojos.Me sonríe. No ha dudado de mí ni un sólo momento. Se ha dejado guiar por mi voz. Me impresiona su confianza en mí."