miércoles, 14 de diciembre de 2011

Ruido.-

Pocas veces presto atención al murmullo de la vida. La gente que pasa, conversaciones ajenas, pasos, coches... Tengo una capacidad increíble para desconectar, instalarme en mi mundo y sencillamente, no escuchar. Me encanta. Me ayuda bastante mi Ipod, es un aparato fascinante.

Nunca escucho a la gente, por la calle, si voy sola, llevo cascos con música tan tan fuerte, que no escucho nada más. Es una sensación única. Si estoy en casa, hay música de fondo. O el alboroto de mi pequeña. O la gata maullando porque se ha quedado sin comida. Esos ruidos son los que necesito escuchar. Marah chapoteando en la bañera, cantando la última canción que ha aprendido en el cole, o la última canción que ha escuchado en la radio. La escucho desde la cocina mientras hago la cena. La gata entra y sale, me mira, y escucho su maullido (el comedero está medio vacío). Eso y poco más es lo que me gusta escuchar. Los demás sonidos me molestan. El ruido del aparato de aire acondicionado, las teclas del ordenador, el sonido del teléfono (este en particular lo odio), pasos de vecinos, gente gritando en la calle. Es insoportable.

Por eso, creo, porque me altera escucharlos, tengo esa capacidad de abstracción, de la que, por cierto, estoy muy orgullosa. Esto no es nuevo para mí. Mi madre siempre me contaba  que de pequeña se podía pasar un buen rato llamándome, que, si no me interesaba, yo no le contestaba. Me llevó al médico asustada, temiendo que realmente no la escuchara y estuviera sorda, pero no, escuchaba perfectamente. Con el tiempo se dio cuenta de que no le contestaba porque estaba en mi mundo, y yo, de verdad que no la escuchaba, no por un problema físico, sino por mi estupenda capacidad.

Me pasa que, cuando alguien me habla y no me interesa, dejo de escuchar. No puedo evitarto. De hecho, tengo que hacer un gran esfuerzo para seguir escuchando.Esto evidentemente, no me ocurre mucho. La gente suele interesarme bastante. En discusiones con gente a la que amo, es un mecanismo de defensa. Dejo de escuchar cuando empiezan a decir palabras que me hacen daño. Es un acto reflejo. Como parpadear.

De lo único que nunca he podido desconectar es del llanto de Marah. Desde que nació, su llanto me pone en alerta. Es instintivo. Es el único sonido, a parte de la música, que no activa ese mecanismo que me aleja del sonido de la vida y me traslada a mi mundo de silencio.

Esto hace además que sea muy asustadiza, cualquier ruido me hace saltar de la silla. No estoy alerta.

Esta noche mi casa estaba en silencio. La tele apagada, no había música, acababa de llegar. Estoy en la cocina y se me ha caído una ampolla vacía de cristal de un medicamento. Su sonido me ha impactado. Ha sonado, diría incluso con eco. Su ruido me ha conectado con la realidad y me ha obligado a escuchar mi casa. Silencio. Mi casa en silencio.

Valoro, mucho, el silencio. En la vida es tan o más necesario que los ruidos.-

3 comentarios:

  1. Como todo lo que escribes, me gusta mucho. Siempre contado de una forma muy poética y especial que me hace estremecer cada vez. En este mundo en el que vivimos un poco de silencia a veces se agradece. Recuerdas ayer cuando quedamos y yo estaba fumando antes de entrar en la Carabassa y te dijé " mira que silencio, no se oye nada".
    Recuerdo cuando ví en el cine la peli "El Reino de los cielos" hay un momento en la peli que Orlando Bloom está subido en el monte de no me acuerdo, jejejeje, y en ese momento lo único que se oye es el silencio, y ese momento en el cine me impresionó y es me hizo sentir un momento de paz, por ese momento de silencio recuerdo esa peli.
    A parte del rollazo que te he soltado, solo animarte a que sigas deleitándonos con tus historias, las cuales que hacen recordar o imaginar. Felicidades, aunque no seas una profesional, eres una gran narradora......

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  2. Gracias, hermanita! Agradezco y valoro mucho tu comentario. Me gusta contar cosas, pero no pretendo ser una profesional, sólo alguien a quien le gusta ordenar palabras. Muchas gracias!!

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