domingo, 9 de junio de 2013

De mayor quiero que seas feliz.-

Cuando tienes hijos, es común que te relaciones con gente que también los tiene, y escuchas muchas frases tipo: "Mi hijo ya argumenta cuando le damos una orden, tiene vocación de abogado" ó "míralo, qué bien remata de cabeza, de mayor futbolista" o también "tiene planta de bombero, como su padre", que puede que muchas veces sean sólo frases triviales, pero yo creo que en el fondo hay algo de verdad. Sea como fuere, parece que lo normal es plantearse qué va a ser el niño de mayor. 

Comento esto porque yo nunca me había preguntado qué va a ser Marah de mayor, o peor, qué me gustaría que fuera. Veo las cualidades que tiene, los defectos y lo apta que puede llegar a ser, pero creo que no es algo que yo tenga que plantearme.

Me di cuenta un día, una aburrida tarde típica de hijos únicos, cuando viene a la cocina mientras estaba fregando y tuvimos esta conversación:

-Mamá, ¿yo qué podría ser de mayor? 
-¿De mayor? De mayor me gustaría que fueras feliz.

Entonces me di cuenta de que no era la respuesta que estaba esperando, y la escuché de nuevo detrás de mí:

-Ya pero, ¿en qué podría trabajar?
-Pues-me giré, me sequé las manos, le acaricié la barbilla, me agaché hasta su altura y la miré a los ojos-cariño, tú podrás ser lo que quieras. Eres muy especial.

Vi que seguía sin sentir que le respondía, y dijo:

-Ya, pero me gustaría saber ya lo que voy a ser de mayor.

De esto hace mucho. Marah ha ido cambiando de profesión. Ha tenido épocas de pediatra, profesora, escritora, masajista, cocinera... Variaba en función de la peli que viera en el cine o de algún juego que se imaginaba.

Yo recapacité mi respuesta desde la distancia. Sigo pensando que, a pesar de que no fuera lo que ella quería escuchar, le dije lo que a mí me pareció la mejor respuesta, entre otras cosas, porque es la verdad.

Me da igual si mi hija se gana la vida de barrendera, camarera, economista, periodista o secretaria. Lo único que a mí me hará feliz es que ella lo sea.

Me preocupo por que sea una buena persona. Que sea leal, honesta, generosa, que tenga principios, que se deje aconsejar pero no influenciar, que tenga capacidad de discernimiento, que siempre sea fiel a sí misma, que no haga daño a nadie intencionadamente. Que se rodee de gente que la quiera, que sepa cuidarse y que sepa amar. Quiero eso para ella. 

Sé que ella no entendió mi respuesta, pero sé que algún día se lo podré explicar. Me siento en deuda con ella. Sé que hubiera sido más fácil decirle: "de mayor puedes ser profesora de guardería porque te gustan mucho los bebés", pero yo tengo mis principios e intento no influir en ella más de lo necesario. Quiero que aprenda a tomar sus propias decisiones y aunque, esto para ella no era más que un juego, es su forma de aprender ahora mismo.

Por eso, cada vez que cambia de profesión y me lo cuenta, le digo: Lo que tú quieras cariño, si eso te hace feliz, a mí también.-



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