jueves, 22 de septiembre de 2011

El verano del verbo silbar.-

Siempre he odiado las canciones del verano. No sé por qué. Me parecen absurdas, ridículas, sin sentido... No sé cuál ha sido la canción de este verano que acaba. A decir verdad ni siquiera sé si este verano hemos podido "disfrutar" de algún hit que merezca considerarse así, súper éxito de la estival estación.

La música suena siempre en mi cabeza, siempre hay notas en ella,  música de fondo en casa, incómodos cascos en mis oídos... Me ayuda a pensar. La música siempre está presente en nuestras vidas, todos tenemos nuestra particular banda sonora. Además siempre tengo pegada alguna melodía que tarareo. O silbo. Silbar relaja, ayuda a pensar, a centrarse. Una melodía que puede ser todo... o nada. Aprendí a silbar hace mucho tiempo, cuando era una niña. Mi padre me reñía, decía que era de chicotes. Pero yo, que siempre fui la anti-niña, silbaba. Y a veces lo hago. Cada vez menos, por "culpa" de mi padre.

De pequeña, mi color favorito era el azul, no el rosa, jugaba al fútbol, no a las barbies (las odiaba), y no quería casarme con vestido de princesa ni esperaba un príncipe azul, por mucho que fuera mi color favorito. Quería ser misionera para ayudar a la gente más necesitada. Y además sabía silbar. Era anti-niña.

Marah ha aprendido a silbar este verano. No se me ha ocurrido decirle que es de chicotes, la he felicitado y le he dicho que estoy muy orgullosa de ella. Cuando le mostré cómo silbaba yo, también con los dedos, alucinó. Supe que la había impresionado. Sentí que ella también se sentía orgullosa de mí. Me di cuenta de lo feliz que me sentí en ese momento.

Este verano,  Marah ha empezado a ver " Verano Azul". Me encanta la entrada de la serie, toda la pandilla bajando con la bici y silbando. Empezamos a silbar juntas, nos hizo mucha gracia y nos echamos a reír. Fue una tarde muy especial. Recordé cuando veía la serie en mi casa, con mi hermana; recordé esos veranos, cuando uno de ellos aprendí a silbar. Y de nuevo, con el verbo silbar de protagonista, me sentí feliz.

Este verano he leído un libro que me ha gustado tanto, que hasta soñaba con él: "Silbando en la oscuridad". Una vez más, el verbo silbar entra en juego en mi vida durante este verano.

Hace unas semanas, alguien me dijo aquello de "si silbas, yo voy", que queda bien, pero que en su caso, sé que es verdad, porque ya lo he probado. Ya he silbado antes y ese alguien ha acudido. Me sentí bien sabiendo que seguía ahí, aunque siempre lo he sabido. Utilizó ese verbo, silbar. El mismo que ha tenido protagonismo este verano en mi vida. Este verano que acaba. Un verano en el que, como todos, ha habido momentos buenos, momentos malos. El último verano, espero, lejos de mi hermana. Un verano no muy caluroso. Un verano, como tantos otros, de tardes de playa buscando "petxines" con Marah, de días cargados con nevera y kilos de comida para ir a la piscina a pasar el día, de meriendas en el parque, de tiempo libre con Marah. Un verano feliz. Sin canción del verano.

El verano del verbo silbar.-

2 comentarios:

  1. Pero bueno, bueno, bueno. Si yo no sabía que tenías un blog. Qué callado lo tenías. Y encima hablas de mi "Silbando en la oscuridad" gracias, te confesaré un secreto.
    Yo que tantas noches he silbado en la oscuridad, nunca aprendí a silbar con los dedos.
    Y para silbar recomiendo la canción de Mecano "Un año más"

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  2. Ya ves, Ángel, es algo que hago para mí, para mis amigos, y sobre todo para Marah.

    Cómo no mencionar tu "Silbando en la oscuridad" si me ha hecho pasar momentos extraordinarios...

    Gracias, siempre a ti.-

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